martes, 28 de septiembre de 2010

Renuncie


Sigo sin entender,
Sin comprender,
Sin reaccionar,
Sin valorar lo que está a mi rededor.
Siempre me hago de la vista gorda,
Que estas sin estar al tanto donde estas,
Que existes sin proporcionarte espacio,
Que vives sin procurarte vida.
Fíjate,
De nuevo te hice daño,
Abrí y cerré aquella puerta,
Que abrías de par en par para mí.
No entiendo mi testarudez,
Mi deseo ciego por soledad,
Mi falta de cordialidad,
Mi consumada estupidez.
No sirven mas perdones,
Ni más palabras pulcras pronunciadas con pasión,
Y arrepentimiento;
Renuncie a abrir aquella puerta,
Al Lanzar al rio confuso,
Las llaves que poseía,
Y de corazón me brindaste.
ENRIKE SALBAR.

1 comentario:

  1. Tiene matíz de dedicación este poema en su interior. Aunque no lo voy a decir abiertamente.

    ResponderEliminar